domingo, 24 de mayo de 2015

Apriétame contra tu pecho si me ves llorar



Lo siento.

Siento si a veces no me sale la voz
para decir te quiero.

Lo siento

               t  a  n  t  o

que acabo llorándote
esas dos palabras
y todos mis sentimientos
en tu hombro izquierdo
mientras te abrazo.
Como si me fuera a despedir de ti
para siempre sin querer hacerlo.
Sin querer despedirme de ti.

Como si fuera la niña del parque
que ha perdido de vista a su madre
por un momento
y deja de jugar,
sin saber a dónde ir
ni qué hacer
ni a quién preguntar si la ha visto.
A ella. A quien le dio la vida. A Mamá.

Como si la sal de mis lágrimas
solo fueran capaces de curar
un corazón: el tuyo.

Como si mi voz sonase constantemente
a cristales estrellándose contra el suelo.
A mi vida estrellándose contra el suelo.

Déjame llorar,
no evites que lo haga.
No temas.
No me temas.
No me tengas miedo.

Déjame llorar,
déjame renacer en cada lágrima
mientras me aprietas contra tu pecho
y me acaricias el pelo
en silencio.

Sé que es contigo,
que eres tú
entre tantas personas,
con quien puedo hacerlo.

Sé que eres tú
con quien mis lágrimas
y la vida
duele menos.